Carlos Astorga

Carlos Astorga

Orden de los Predicadores (Dominicos)

                                       

Para remediar los males que en la sociedad causa la "ignorancia”, en 1215 nació en España la Orden de Frailes Predicadores.

Fundada por Santo Domingo de Guzmán,  esta corriente de sacerdotes impregnó el ambiente medieval con un renovado espíritu por vivir y transmitir la Verdad del Evangelio. El hábito blanco con capa negra distingue hasta nuestros días a la familia dominica, integrada por tres ramas: la masculina, de sacerdotes y frailes; la femenina, de hermanas religiosas y monjas y, la seglar, compuesta por fraternidades laicales e institutos seculares.

Quienes conocieron a Domingo (1170-1221) en su infatigable labor con los más desposeídos, los herejes y los pecadores, destacan su profunda unión con Cristo crucificado. Cuentan que tras los días dedicados por completo a los demás, solía destinar todas las noches a orar a los pies del Sagrario. Sus seguidores explican que sólo contemplando la Cruz de Cristo se puede tener “ojos evangélicos” para entender las situaciones históricas determinadas. Y viceversa, sólo en el contacto con la humanidad, se puede aumentar la experiencia de Dios en la oración y la contemplación. 

Su ejemplo de pobreza radical para “seguir libremente a Cristo”, su madurez y equilibrio humano para vivir su celibato como “un canal de entrega generosa”, su humildad vivida como una actitud evangélica (no como mera modestia) y su vida contemplativa constituye la más preciada herencia de los dominicos. Y la fidelidad al testamento del fundador ha sido fructífera. De hecho, la Iglesia ha elevado a los altares nada menos que a ¡159 de sus miembros!

Los dominicos del siglo 21 trabajan principalmente en América Latina y Europa, esforzándose por mantener la unión medular que su fundador imprimió al compromiso apostólico y la contemplación del misterio de Cristo Salvador.

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