Edicto promulgado en la ciudad de Milán en el año 313 por
Constantino, emperador de Occidente, y Licinio, uno de los Césares de Oriente.
Por él se concedió plena libertad de culto a los cristianos, se instauró como
día de culto al domingo y se ordenó que se restituyeran los templos y bienes
confiscados por el Imperio, pero no a los particulares sino a la sociedad
cristiana, es decir a la Iglesia.
Constituyó un cambio radical con la política
de persecución de los emperadores anteriores y sentó las bases para la adopción
del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en 380. Por ello a
veces se llama a su promulgación la Paz de la Iglesia.
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