Carlos Astorga

Carlos Astorga

miércoles, 5 de junio de 2013

Juan de la Cruz y Tereza de Ávila en la Reforma del Concilio de Trento


Nació el 28 de marzo de 1515. Su influjo religioso procedía de la lectura de vidas de santos. Pero Teresa caería victima de una enfermedad de la que nunca volvería a recuperarse. Ella entró a vivir en un monasterio de Ávila sin el favor de su padre. Allí se recuperaría leyendo un libro que le marcó la vida que se llamaba: Tercer abecedario espiritual de Francisco de Osuna.


Durante este tiempo había pasado una gran sequía en su oración, pero había permanecido constante, este libro le desbloquea y propicia su forma de hacer oración. Comienza a tener don de lágrimas y a saber recogerse. Pasó 18 años esperando hacer algo más profundo y pensando que en qué le pedía Dios perdía horas enteras en oración. Tenía 39 años cuando se produjo su primera conversión, fue durante la cuaresma. En enero de 1560 tubo una visión de Cristo resucitado. Y el encuentro decisivo fue el que tubo con San Pedro de Alcántara. Así que tomó la decisión de hacer una reforma en la orden. San Pedro de Alcántara le apoyó en todo. Esta reforma exigiría un radicalismo evangélico que no existía aún.

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