Carlos Astorga

Carlos Astorga

lunes, 16 de septiembre de 2013

El carisma Paulino, un don para la iglesia

El magisterio de la Iglesia, especialmente a partir del Vaticano II invita a renovar el carisma de las congregaciones religiosas, también nosotros como paulinos estamos llamados a  “reavivar” en fidelidad creativa el carisma heredado por el beato Alberione, nuestro fundador, como una riqueza en la Iglesia de hoy y de todos los tiempos.

La Iglesia sigue invitando a los hombres incansablemente, a volver a Cristo, a su Evangelio. La Familia Paulina, por medio de sus Congregaciones, Institutos y Asociación de Cooperadores Paulinos, responde a este reto dando a los hombres de hoy a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida a través de los medios más rápidos en la actual cultura de la comunicación. 

El Papa Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Verbum Domini, n. 23, llama nuevamente a todos a ser conscientes de la realidad que vive el mundo de hoy, cuando se aleja  de su Palabra:

“Qué importante es descubrir en la actualidad que sólo Dios responde a la sed que hay en el corazón de todo ser humano. En nuestra época se ha difundido lamentablemente, sobre todo en Occidente, la idea de que Dios es extraño a la vida y a los problemas del hombre y, más aún, de que su presencia puede ser incluso una amenaza para su autonomía”.
En realidad, toda la economía de la salvación nos muestra que Dios habla e interviene en la historia en favor del hombre y de su salvación integral. Por tanto, es decisivo desde el punto de vista pastoral mostrar la capacidad que tiene la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el hombre ha de afrontar en la vida cotidiana. Jesús se presenta precisamente como Aquel que ha venido para que tengamos vida en abundancia (cf. Jn 10,10). Por eso, debemos hacer cualquier esfuerzo para mostrar la Palabra de Dios como una apertura a los propios problemas, una respuesta a nuestros interrogantes, un ensanchamiento de los propios valores y, a la vez, como una satisfacción de las propias aspiraciones” (VD 23). 

Creemos que somos continuadores del carisma otorgado por el Espíritu santo al beato Santiago Alberione, ya que dicho don no fue dado de una vez para siempre. Por lo que hoy hacemos memoria de la experiencia carismática nuestro Fundador; experiencia fundamental para llevar adelante el programa de vida expresado en el trinomio: “No teman, Yo estoy con ustedes; desde aquí quiero iluminar; tengan dolor de los pecados”.
Confiados en estas palabras, cada uno según el carisma especifico dentro de la Familia Paulina don para la Iglesia-, hemos de lanzarnos hacia adelante en “fidelidad creativa” para responder a las exigencias de la mujer y del hombre de hoy.


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