El magisterio de la Iglesia, especialmente a partir del Vaticano II
invita a renovar el carisma de las congregaciones religiosas, también nosotros
como paulinos estamos llamados a “reavivar” en fidelidad creativa el
carisma heredado por el beato Alberione, nuestro fundador, como una riqueza en
la Iglesia de hoy y de todos los tiempos.
La Iglesia sigue invitando a los hombres incansablemente, a volver a
Cristo, a su Evangelio. La Familia Paulina, por medio de sus Congregaciones,
Institutos y Asociación de Cooperadores Paulinos, responde a este reto dando a
los hombres de hoy a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida a través de los
medios más rápidos en la actual cultura de la comunicación.
El Papa Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Verbum Domini, n. 23, llama nuevamente a
todos a ser conscientes de la realidad que vive el mundo de hoy, cuando se
aleja de su Palabra:
“Qué importante es descubrir en la actualidad que sólo
Dios responde a la sed que hay en el corazón de todo ser humano. En nuestra
época se ha difundido lamentablemente, sobre todo en Occidente, la idea de que
Dios es extraño a la vida y a los problemas del hombre y, más aún, de que su
presencia puede ser incluso una amenaza para su autonomía”.
En realidad, toda la economía de la salvación nos muestra que Dios
habla e interviene en la historia en favor del hombre y de su salvación
integral. Por tanto, es decisivo desde el punto de vista pastoral mostrar la
capacidad que tiene la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el
hombre ha de afrontar en la vida cotidiana. Jesús se presenta precisamente como
Aquel que ha venido para que tengamos vida en abundancia (cf. Jn 10,10). Por
eso, debemos hacer cualquier esfuerzo para mostrar la Palabra de Dios como una
apertura a los propios problemas, una respuesta a nuestros interrogantes, un
ensanchamiento de los propios valores y, a la vez, como una satisfacción de las
propias aspiraciones” (VD 23).
Creemos que somos continuadores del carisma otorgado por el Espíritu
santo al beato Santiago Alberione, ya que dicho don no fue dado de una vez para
siempre. Por lo que hoy hacemos memoria de la experiencia carismática nuestro
Fundador; experiencia fundamental para llevar adelante el programa de vida
expresado en el trinomio: “No teman, Yo estoy con ustedes; desde aquí
quiero iluminar; tengan dolor de los pecados”.
Confiados en estas palabras, cada uno según el carisma especifico
dentro de la Familia Paulina don para la Iglesia-, hemos de lanzarnos hacia
adelante en “fidelidad creativa” para responder a las exigencias de la mujer y
del hombre de hoy.
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