Los orígenes
del monacato coinciden con el final de las persecuciones y los monjes van a ser
los sucesores de los mártires. Es difícil establecer una división. Nos
encontramos en un momento en que el Edicto de Milán ha declarado la paz y el
Cristianismo ha sido declarada religión oficial del Imperio Romano en el año
380 por Teodosio el Grande.
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Hombre solitario en Oración |
El monacato
del desierto se considera como una denuncia profética. Aparece como una
reacción ante una vida degradada. De las catacumbas símbolo de la represión de
los cristianos se pasa a las grutas y celdas solitarias.
La ascesis
en los orígenes no era para luchar contra la carne, era sobretodo para fortalecer
la opción de la fe hecha por el bautismo. Más que una forma de protesta se
convierte en una forma de vivir que tiene su origen en una llamada de Dios.
Buscan el desprendimiento y el fervor que ya no se pueden encontrar en ese
mundo que ahora se ha tornado excesivamente acogedor para los cristianos. Estos
cristianos que huyen a la soledad de los desiertos quieren ser el corazón de la
Iglesia que antes habían sido los mártires: una llamada permanente a la
condición escatológica del cristiano, que debe vivir este mundo como de paso,
sin ciudad permanente. Los monjes se apartan del mundo, protestando contra él.
Buscan la serenidad, la calma, la honradez que no pueden encontrar en sus
familias. Son gentes mal vestidas. Que no se lavan, no se cortan las uñas. Protestan
contra una Iglesia demasiado instalada, farisaica, cómoda, rica y poderosa
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