La Palabra de Dios es luz en el sendero de la vida. Esa
Palabra se concretiza en acciones de bien, de bondad, de salvación, por parte
de Dios a favor del ser humano. Y para eso el Señor se vale de quienes están a
su servicio: los ángeles, servidores y enviados a colaborar con la
salvación integral. Éstos van delante
del pueblo de Israel en su camino de liberación, y son como la presencia escondida
del Señor, quien lleva adelante el proceso de la salvación. Para Jesús, los
ángeles están continuamente contemplando el rostro de su Padre en el cielo, así
como el rostro del ser humano, para ofrecer la paternidad divina, para cuidar
de sus hijos con amor constante.
En un mundo que se esfuerza por eliminar a Dios y su
presencia en medio de la humanidad. Él se mantiene fiel a su amor paterno y
predilecto. Todos queremos contar con la presencia de las personas que nos aman
y nos protegen: nuestros padres, en especial de nuestra madre y personas que
han llegado a ser muy significativas en nuestra vida e historia. Si en el plano
de la fe la presencia de Dios mediante sus servidores, los ángeles. El Señor
nos cuida y nos protege de manera admirable y definitiva en la persona de su
hijo amado, Jesucristo, por su entrega en la cruz y su resurrección; pero lo
hace también mediante sus servidores para hacer visible y palpable sus acciones
y dones para con todos.
"La vocación de los ángeles consiste, primero que nada, en contemplar al
Señor en el cielo y alabarlo sin cesar. Pero, de acuerdo con la Sagrada
Escritura, el Señor les ha encargado presentarse ante
los hombre en una forma fraternal. Esto es lo que recordamos
al festejar a los santos ángeles custodios o ángeles de la guarda"
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