Carlos Astorga

Carlos Astorga

miércoles, 2 de octubre de 2013

Los servidores de Dios cuidan y protegen al pueblo.

La Palabra de Dios es luz en el sendero de la vida. Esa Palabra se concretiza en acciones de bien, de bondad, de salvación, por parte de Dios a favor del ser humano. Y para eso el Señor se vale de quienes están a su servicio: los ángeles, servidores y enviados a colaborar con la salvación  integral. Éstos van delante del pueblo de Israel en su camino de liberación, y son como la presencia escondida del Señor, quien lleva adelante el proceso de la salvación. Para Jesús, los ángeles están continuamente contemplando el rostro de su Padre en el cielo, así como el rostro del ser humano, para ofrecer la paternidad divina, para cuidar de sus hijos con amor constante.

En un mundo que se esfuerza por eliminar a Dios y su presencia en medio de la humanidad. Él se mantiene fiel a su amor paterno y predilecto. Todos queremos contar con la presencia de las personas que nos aman y nos protegen: nuestros padres, en especial de nuestra madre y personas que han llegado a ser muy significativas en nuestra vida e historia. Si en el plano de la fe la presencia de Dios mediante sus servidores, los ángeles. El Señor nos cuida y nos protege de manera admirable y definitiva en la persona de su hijo amado, Jesucristo, por su entrega en la cruz y su resurrección; pero lo hace también mediante sus servidores para hacer visible y palpable sus acciones y dones para con todos.

"La vocación de los ángeles consiste, primero que nada, en contemplar al   
 Señor en el cielo y alabarlo sin cesar. Pero, de acuerdo con la Sagrada 
Escritura, el Señor les ha encargado presentarse ante
 los hombre en una forma fraternal. Esto es lo que recordamos
 al festejar a los santos ángeles custodios o ángeles de la guarda"

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